Relaciones Interpersonales. ¿Cómo te ven? ¿Cómo te ves?
¿Cómo te ven? ¿Cómo te ves?
“Si estás buscando a esa persona que cambie tu vida, échale una mirada al espejo.”
Siento que mis ideas nunca aportan nada; que no me escuchan; que me descalifican, incluso antes de que comience a hablar; que todos se vuelven agresivos conmigo cuando me permito disentir; que nada de lo que diga será importante para los demás; que a los otros siempre se les ocurren las mejores ideas…
Vivimos en un estado de relación permanente. Todos establecemos numerosas relaciones interpersonales a lo largo de nuestra vida: con nuestros padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, de estudio, con jefes, colegas, parejas, etc. A través de ellas, intercambiamos formas de sentir, de ver la vida, necesidades, objetivos, intereses y afectos.
Sin embargo, hay una relación que es la más importante de todas y es la que tienes contigo mismo. Por ello, si hay coincidencia con algunas de las conclusiones abordadas en la introducción, independientemente de si ocurre en un ámbito, en varios, o en todos, es importante reflexionar acerca de lo siguiente:
¿Estás convencido que esa descalificación y esa exclusión son tan extremas como las percibes? ¿Crees realmente que eres un “cero a la izquierda” para todos y que esforzarte es inútil? ¿Por qué crees que no consideran tus aportes? ¿Crees que los otros te ignoran porque en el fondo lo que quieren es acabar con tu paciencia?
Tal vez son demasiados interrogantes para responderlos todos juntos, sin embargo, todos tienen algo de relación entre sí y podríamos reducirlo a algo tan básico como que, la mayoría de las veces, preferimos poner el “ojo en el otro” en vez de en nosotros mismos. Aunque si repasamos las preguntas, en general (y en particular), es posible que exista cierto “ombliguismo” porque estamos convencidos de que ¡todos conspiran en nuestra contra!.
Piénsalo (aunque sea por un minuto) de esta forma: en vez de sentirte agredido, piensa en aquello que tú podrías estar provocando (y permitiendo) desde ti para que ello ocurra; en vez de sentirte ignorado, evalúa además de qué dices, cómo lo dices y cuándo; en vez de jactarte de cómo ignoran tus ideas, piensa en cuantas de ellas han servido como estructura para armar ideas brillantes.
¿Algo comienza a hacerte ruido?
La realidad es que si en cada entorno de relación experimentas todas o algunas de esas sensaciones, la vida se hace cuesta arriba; por ello, es necesario moverse de esa postura tan cómodamente incómoda de “el mundo contra mi”. Es cierto que puede ser algo inquietante al principio, pues en el fondo, hemos ido naturalizando ciertas cuestiones por más malas que nos parezcan, arrojando el balón fuera, victimizándonos, y sin detenernos a analizar si realmente el problema está o podría estar en nosotros.
No eres el ombligo del mundo (y nadie cree que lo seas) y nadie lo es.
Las personas son como son y ni tú, ni nadie las puedes cambiar. Efectivamente, y cómo veníamos diciendo, a la única persona a la que puedes cambiar es a ti mismo. Lo curioso de la cuestión es que cuando aceptas esto como un hecho y te animas a ese gran primer paso, acabas venciendo la resistencia y sólo te adentras en el camino de la transformación para descubrirte.
Aunque te preguntarás ¿por dónde empiezo? ¿Cómo descubro lo que no está bien en mi? ¿Cómo lo cambio? ¿Cuánto tiempo me llevará? ¿Cuánto tiempo pasará para que otros lo noten? ¿Qué pasa si me encuentro con muchas cosas que quiero cambiar?
Existe un método ideal para acompañar y hacer este proceso próspero, sostenible y aplicable en ti, en tu vida y en tus relaciones desde el minuto uno.
Método Demartini. El método más saludable para sanar todas tus relaciones.
Permite la libertad para que cada persona sea capaz encontrarse a sí misma, descubrirse y reconectarse con las personas en todos sus ámbitos relacionales.
Entre otras aprenderás a:
- Incrementar tu poder y tu autoestima.
- Establecer una mirada autocrítica, aunque amorosa.
- Identificar aquellas cosas de ti que no te gustan para ponerles nombre y rediseñarlas.
- Adquirir herramientas para ser capaz, a futuro, de cambiar aquellas cosas que dejas de ver funcionales en tu vida.
- Desarrollar una buena comunicación trabajando desde la empatía y la escucha activa. Entender lo que el otro tiene para decir y que yo puedo decir lo que sea sobre las bases del respeto mutuo.
- Lograr espacios de diálogo saludables en todos los ámbitos de relación.
- Reconectar con los otros y con las relaciones de manera más clara, más fluida, más adulta y más saludable.
Sana tu relación contigo y tendrás el privilegio de experimentar -en primera persona- cómo mejoran tus relaciones con los demás.
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